MOVIMIENTO POPULAR UNIFICADO DE PANAMÁ
(MPU)
DECLARACIÓN PÚBLICA
MALÍ:
RENACE EL COLONIALISMO
La
libertad de los pueblos débiles, la ruptura de la opresión colonial lograda tan
a pulso en Asia, América y África, se encuentra seriamente amenazada. La crisis interna de los grandes países
imperialistas que otrora fueron potencias coloniales, los ha llevado, en su
desesperación, a recurrir a lo único que les queda, las armas, para atropellar
a las naciones cuya debilidad manifiesta se ha debido, primordialmente, a que
su antiguas metrópolis y otras naciones poderosas han intervenido para
mantenerlas así con el fin de que extraer de ellas las riquezas naturales y
humanas que siempre han usufructuado en su beneficio.
Primero
se trató de Irak y Afganistán; luego, de Libia; ahora, de Malí, antigua colonia
francesa en el centro-norte de África.
La vieja metrópoli gala, tras conceder o aceptar a regañadientes la
independencia de sus ex colonias ultramarinas, aprendió la lección de
Indochina, donde perdieron toda influencia, y mantuvieron en sus anteriores
posesiones africanas toda suerte de nexos tanto económicos como culturales y
sociales disfrazados de “comunitarios” para preservar sus posibilidades de
exacción y explotación, aunque ya no tuvieran un dominio político directo. En el medio de esos tortuosos e intrincados
procesos de influencia, aprovecharon para estimular los conflictos internos
entre etnias y naciones que la repartición del continente africano durante la etapa
colonial no tomó en cuenta al fijar límites territoriales. El resultado fue que al irse el poder
colonialista que cohesionaba por la fuerza y atendiendo a sus intereses a los
pueblos africanos, se mantuvo latente el conflicto interétnico e intercultural,
azuzado con frecuencia, por razones económicas y geopolíticas, por la antigua
metrópoli.
Pero
en la actualidad, la vieja metrópoli ya no puede darse el lujo de figurar como
“el gran nivelador.” Desesperada y
asfixiada por el agotamiento de su modelo capitalista, no puede recurrir a la
exacción directa de otros pueblos europeos como lo hace Alemania, que es una
verdadera potencia imperialista de nuevo cuño cuya participación en el
concierto de las grandes potencias coloniales resultó, en su momento,
insignificante; por lo que explota a griegos, portugueses, italianos y
españoles y no a africanos o a árabes.
Francia no se encuentra en el rango de Alemania, debido a que su peso
económico es mucho más liviano en Europa.
Pero como su gobierno “socialista” recién advenido ha prometido el desarrollismo
como fórmula para mantener el “Estado de bienestar”, y urgido de no conducir su
administración a fórmulas traumáticas como las que reinan en el sur de Europa,
ha girado sus ojos, hambrienta y sedienta, a las antiguas colonias con las
cuales, por tanto tiempo, había mantenido relaciones de “amistosa
hipocresía”. Ello explica por qué el
gobierno de Nicolas Sarkozy tuvo papel tan activo en el ataque a Libia, y que
los magros resultados de esa nueva incursión colonialista ahora arrojen a su
sucesor, Francois Hollande, a lanzar sus fuerzas de ataque sobre Malí.
Por
lo tanto, no existe ninguna intención justiciera ni humanitaria en el enorme
despliegue de fuerza que el gobierno francés ha enviado a arremeter contra el
pueblo maliense y contra su independencia.
Quizás la más débil de las potencias imperialistas, y sumida en la
necesidad de actuar pronto o perecer, Francia es el primer ariete que el
capitalismo decadente, pero aún poderoso por sus armas, hunde en los países de
los que sabe que puede abusar. Todo ello
para avasallar a sus pueblos y extraer las riquezas humanas y naturales que la
descolonización les había impedido aprovechar directamente. La desesperación del capitalismo francés ya
no está para transar con intermediarios.
En
América, y en todo el mundo, debemos cobrar conciencia de lo que esta agresión
de verdadera restauración colonialista significa para los países en
desarrollo. Otros países imperialistas armados
hasta los dientes, pero de economía enferma, mirarán pronto hacia el sur para
apoderarse de lo que, por décadas, no usufructuaban en forma directa e impedir
que otras grandes potencias emergentes echen mano de lo que ellos aún
consideran como “suyo”. Si había habido
algún avance en la historia de la humanidad con el proceso descolonizador
posterior a la Segunda Guerra Mundial, ese avance hacia la libertad pende ahora
de un hilo. Los pueblos del mundo, pero
especialmente aquellos que aún sufren la opresión imperialista, deben mirarse
en el espejo de Irak, Libia y Malí, oponerse con contundencia a la intervención
colonialista francesa y organizarse mundialmente para derrumbar las
aspiraciones coloniales del Imperialismo decadente que busca imponer, a sangre
y fuego, su parasitismo sobre naciones débiles.
¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO MALIENSE POR SU
LIBERTAD!
¡FUERA DE ÁFRICA EL COLONIALISMO FRANCÉS!
ANTE LA DECADENCIA VIOLENTA DEL
IMPERIALISMO: ¡SOLIDARIDAD E INTERNACIONALISMO!
Movimiento Popular Unificado de Panamá
2 de febrero de 2013
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